“Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío».
– Necesitamos llegar al punto en el que decidamos que Dios es nuestro refugio.
– Es un lugar donde dejamos de mirar a otras cosas y lo miramos a Él.
– ¿Alguna vez has decidido definitivamente que el Señor es tu refugio?
– Seamos decisivos y depositemos nuestra confianza en Él.
Oración: Señor, hoy decido y declaro que eres mi refugio y mi fortaleza. Te buscaré todo lo que necesito, y confiaré en Ti con todo mi corazón. Amén.