“El que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina.”
– Las cosas que decimos y pronunciamos con la boca son muy importantes.
– La vida y la muerte yacen en el poder de la lengua.
– El hablar desenfrenado y reaccionario puede arruinar y destruir nuestras vidas.
– Hablemos palabras de vida con respecto a nuestras propias vidas y sobre las vidas de los demás.
Oración: Señor, purifica mis labios. Que no salgan de mi boca palabras ociosas o egoístas, pero puedo hablar de vida y esperanza en cada persona y situación que encuentre. Amén.