“Y Dios el Señor formó al hombre[a] del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente.”
– ¿Te das cuenta de que el aliento de Dios está en ti?
– Eres un ser vivo, porque su vida fluye a través de tu cuerpo.
– Sin este “aliento de vida” no seríamos más que un montón de polvo.
– ¡Qué grande debe ser el amor de Dios para nosotros, que Él ponga su vida en nosotros!
Oración: Señor, te agradezco que estoy vivo hoy. Me regocijo en el hecho de que tu vida me da vida y me recuerda que tengo un propósito y placer en ti, mi Padre celestial. Amén.