“Si el hacha pierde su filo y no se vuelve a afilar, hay que golpear con más fuerza. El éxito radica en la acción sabia y bien ejecutada.”
– Los rigores de la vida pueden quitarnos nuestra efectividad.
– Con el tiempo, la espada de nuestras vidas puede perder su filo y su brillo.
– Cuando esto sucede, la vida nos exige una fuerza mucho mayor.
– Si nos tomamos el tiempo, con la ayuda de Dios, y afilamos la espada, tendremos éxito.
Oración: Señor, elijo parar y hacer una pausa aquí mismo. Te presento la “espada sin filo” de mi vida y te pido que respires nueva vida y agudeza en mi vida, para que pueda ser efectivo y productivo para ti. Amén.